Este versículo nos asegura que las dificultades no son una excepción, sino una parte de la vida. No obstante, la promesa es que Dios no nos dejará en ellas.

La "salida" es su liberación definitiva. No dice que nos librará de algunas aflicciones, sino de "todas" ellas. Esto nos da la seguridad de que, por grande que sea el problema, el poder de Dios es aún mayor y que Él siempre proveerá una manera de salir de la situación.